El salón está en silencio,
deja de oírse la fragua;
suena un trueno.
Estalla luego el incendio,
sangre lloviendo como agua;
¡desenfreno!
Y así el tercer thane muere
y al cuarto le cede el trono,
derrotado.
Una maldición profiere
cantándola en alto tono:
¡EXILIADO!
—Autor desconocido. Traducido y adaptado por Vanargand Lobogrís.
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