miércoles, 12 de junio de 2013

Vacaciones en el Mar...del Pasado

Muchos son los entuertos y sufrimientos, desafios y tormentos, pero todo héroe necesita de un descanso, un lugar donde retirarse a lamerse las heridas y recapacitar, donde su alma halle solaz y su cuerpo relax. Allí fueron entonces los hermanos, la manada se reunió en las costas del sol austral. Guiados y atraídos por una promesa, sin embargo, no todo era sol radiante y aguas cristalinas, una sombra amenazaba la tranquilidad, pero como su espiritu es inquebrantable, aquello no era más que un desafio. Desafio que comenzo con una prueba, instalados, despojados de las ropas de invierno, apenas cubiertos sus endurecidos cuerpos, dejaron a la luz tatuajes y cicatrices, luciendolas con orgullo, músculo y curvas, sensualidad y fuerza. Entre risas, bebidas y comentarios, el juego comenzaba, la diversión se instalaba en unos corazones que necesitaban de alegria, de reir, de vivir la vida y exprimirla. Y a ello se entregaron, empezando con bebidas, corriendo al agua, emparejados como dos colosos, uno encima de otro, manoteando entre ellos por la supremacia. Otros riendo desde la playa, observando, sin embargo, un fatal golpe del desatino dio lugar a una mala experiencia, que con todo, fue una anecdota. Y entonces, como lobos, acecharon a su presa, ligera y grácil, saltando y rodando, esquivando las acometidas, riendo como niña, el resto sudando lo suyo pero alegres en su empeño. Fue atrapada por voluntad propia llevandose a uno de sus acechantes, por eleccion y gusto propios, si caes...cae en buena compañia. Probando tambien el refrescante contacto del agua en su piel. Y llego parte del desafio, como el Destino, lento e inexorable, el pasado vuelve y acecha con sus sombras ahogarnos en las oscuras tinieblas de nuestra carga. Una carga como la que se hallaba hundida, tiempo ah, perdida y sin embargo encontrada por un mapa, mientras piratas sanguinarios andaban a la zaga. Una gran bestia acechaba, deseosa de carne y sangre, mientras los lobos se remojaban de nuevo en pos de su premio, obtuvieron otro tras una frenética lucha, con dos trofeos, saliendo de las aguas, llegaron los chacales para arrebatarles su esfuerzo. Pero no lo obtuvieron, salvo acero y fiereza, lucha enconada que se saldo con sus muertes, salvo un inteligente que echó a correr nada más empezar todo. Oro, joyas y partes de un artefacto, casualidades en un adorno simple enganchado que resolvio un acertijo no formulado. Un emisario fue enviado, veneno en la sangre y en las palabras, amenazas veladas y directas, un peligro atronador en forma de cañón. Un visitante inesperado y no deseado, furia dorada del pasado encarnada en el presente. Fuego ardiente, rabia contenida, una muerte pendiente de la senda recorrida. Librado ese momento, todo se recondujo, lentamente hacia un curso determinado por la voluntad de acabar lo comenzado. Dispersados, trabajaron separados en una meta común, embarcados en una pequeña nave, fueron llevados hasta las rocas del comienzo. Allí, dispuestos, dispusieron sus movimientos, entre fuego y explosiones, el campo de batalla elegido. El señor de los piratas, enemigo ancestral, con enigmas sin responder, apareció salvaje y terrible, con un gran mandoble y armadura erizada, soportando heridas y luchando con brutalidad, golpeando sin cesar y provocando el caos. Apenas podían contenerlo, la rabia en aumento, aunados los esfuerzos, la misma naturaleza dio su respuesta. Herido y debilitado, un relampago cayó fulminandolo. Sus ojos observaron a su enemiga, no fue su martillo quien le ajustició pero si una de las manos que lo empuñaron. Disfrutando de un merecido descanso en una travesía con su nuevo barco, auxiliados, llegaron a Arco del León para una nueva festividad. El sol brillaba, las sombras apenas asomaban y sí sus sonrisas y alegria, entre bebidas cantando por la vida.

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