martes, 18 de junio de 2013

Hace años, en una taberna...

[La familia de Skadi nunca se llevó bien con la de Vanargand por razones varias que aún no se han destapado on rol :P aquí una breve muestra de las burlas de los parientes de Skadi hacia Vanargand xDD]

“Sus hermanos reían a carcajadas, cree que aún puede escuchar el eco de sus risas en el Gran salón. Eran siete aquella noche, no se le olvida; entre todas las mesas de la taberna, la suya era la más alborotadora.

El invitado era el marido de Urtha Tinta de Cristal y traía noticias de la aldea vecina. Estaba a menos de una hora de distancia pero no solían visitarla con frecuencia. Y uno de los motivos que los mantenía alejados de ella, era aquel que se exponía aquellos instantes sobre la mesa.

- ¡Otra mole descerebrada, eso es lo que es! ¡Igual que su endemoniado hermano!- Su padre exclamaba embravecido, alzando la jarra y dejándola caer con un gran estruendo sobre la mesa. Las carcajadas del resto, de sus bien amados parientes, le hacían coro.

- Pero no es ningún secreto que no ha pasado el rito de cacería. He escuchado que es muy inteligen…-Se suponía que el invitado hacía esfuerzos por no verse en una situación comprometida, esfuerzo en bano, por supuesto. El hermano mayor lo interrumpió.

- ¡Lobogrís, ja! ¿Qué clase de apodo insulso es ese? ¡Aún así podría haberse llamado gamogrís! ¡Un lobo no es un lobo sin dientes!

-¡Bien dicho, hijo!-El padre le saca los dientes con fiereza a su prole y este le responde en un gesto igual. Era habitual en su familiar; en ocasiones los gruñidos expresaban más que las palabras.

-¡Toscos, truhanes, terminarán aplastados bajo un alud provocado por el temblor de sus propias pisadas!

Skadi llegó en ese mismo instante con Onna, su madre. Habían disfrutado de la canción de un escaldo que visitaba la taberna aquella noche. Una canción triste y romántica que había provocado arqueadas a la cazadora más joven. El romance a esa edad le aburría, carecía de interés. En su mente, cualquier norn no era ni la mitad de interesante que sus hermanos, no eran tan confiables como ellos ¡Ni de lejos tan apuestos!

-¡Hablamos del hijo de Ormar Bjornolfson! ¡Vanargand Lobogrís! ¿Te lo puedes creer? ¡Ven y ríe con nosotros!- Su padre le hizo un gesto cariñoso y jovial a su pareja para que celebrase la burla con ellos; pero Onna no rió. Es más, la mueca que dibujó en su rostro parecía a medias entre la indignación y la cólera.

No añadió ni una palabra hasta que hubo apurado su cuarto cuerno de cerveza y los clientes de la taberna ya menguaban a pares.

-¿Cómo puede ese descarado e insolente niñito llamarse Lobogrís? ¡Qué vergüenza! ¡Qué indignante! ¡No tiene derecho! ¡Ningún derecho! ¡Nos dará un maldito disgusto! -la madre se tambaleaba y aporreaba con fuerza la mesa de madera, que por fortuna, era lo suficientemente robusta.

-¿A que te refieres, madre? -Uno de sus hijos varones hizo el esfuerzo por desentrañar las frases inconexas de su madre.

- ¡Cálla, hijo! ¡Esto no es asunto tuyo! ¡Limítate a hacer caso a tu padre! ¡Ese Vanargand Lobogrís no es trigo limpio, ningún norn que no empuñe una lanza o hacha lo es!

Skadi permaneció unos segundos en silencio, compartiendo risas inocentes y carcajadas por doquier hasta que se giró a su madre para preguntarle, corroída por la curiosidad, espoleada por un impulso desconocido y vibrante que se adueñó de su voz.

-¿Quién es Vanargand Lobogrís, madre?

Pero Onna clavó la húmeda y embriagada mirada en los ojos de su hija, temiéndose lo peor.

Se había olvidado de ella. Se había olvidado del riesgo.

Por unos instantes, todos los augurios, todos aquellos sueños se hicieron realidad en los ojos ingenuos de Skadi, sentenciados por la curiosidad prematura.

Su madre nunca le respondió, su madre nunca le dijo que, en las pupilas de esta, vio arder en llamas aquel resquicio maldito del pasado.”

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