lunes, 26 de agosto de 2013

Ecos del Pasado

Los pasos resonaron de nuevo, esta vez ocurriría algo insólito. La sorpresa fue enorme al ver a mamá allí, sonriente aunque triste, pero...fría, no sé, pero estaba muy contenta. Me trajo un peluche y golosinas, me abrazó mucho y jugó conmigo, incluso me enseñó algunas cosas. -Mamá...- paré al ver que entraba tambien papá. Me encogí al no saber si discutirían de nuevo. -Dime Dhrae -¿Me cuentas un cuento? -Si, la próxima vez que te vea, ahora voy a ver a tu hermanito. -vale!, dale un abrazo a Urd de mi parte. Mamá y papá se abrazaron, lo que me alegró mucho, y papá se sentó conmigo, sonriente a contarme un cuento. En el lejano norte, mi abuelo, Isgaard Cantofúnebre, luchaba sin cesar combatiendo los peligros que acechaban entre las montañas. No tenía hogar, no tenía heredad pero aún así era feliz. Afrontaba los peligros sin miedo, arrojándose contra ellos con su potente voz, la misma con la que relataba luego sus hazañas en los albergues. Pues era un escaldo, uno muy peculiar, no cantaba nada que no viviera él mismo de cerca. Con una excepción, los cantos del lobo. Había acudido por una apuesta y por rumores sobre una gran bestia que anidaba en el interior de unas cavernas. Iba sólo, como de costumbre, siguiendo una serie de murmullos, conduciendolo entre las cavidades siempre descendiendo. allí, en lo profundo, vio lo que era una lucha titánica entre una gran bestia horrenda, erizada de puas, grandes mandíbulas y afiladas garras que luchaba contra otro Norn, armado con un gran martillo. Lo tenía acorralado aunque el cuerpo del ser lucía grandes marcas del precio de tal situación. El desenlace no tardaría en producirse, posiblemente ambos morirían. Reconocería aquél arma en cualquier lugar y una mueca de desprecio se instaló en su rostro, sin embargo, una sonrisa aviesa la sustituyó. Comenzando a cantar, con su vozarrón, reverberando el sonido por las paredes, se lanzó a la lucha, la bestia confundida tardó en reaccionar, los filos de las armas de Isgaard hendieron en la carne profundamente, el martillo golpeo sin cesar hasta que un revés de la bestia mandó a dueño y arma al otro lado, de un salto, cruzando las armas, la cabeza de la bestia cayo rodando. Sin embargo, se cobró su tributo, una de sus armas, un hacha, se quedó atascada, medio quebrada, perdiéndose en el vacío al que cayo el ser. Gruñendo, mientras comenzaban una serie de temblores, una cámara oculta se reveló, mostrando a una gran Norn ya en huesos, sujetando un hacha de bella factura y portando una capa de lobo, sin dudarlo, recuperó ambas cosas y se echo al hombro al otro Norn, saliendo de allí. -Lamentablemente, ese hacha se ha perdido, la ando buscando pequeña. -Yo la encontraré para ti papi, cuando sea grande y fuerte. -Seguro que si...ahora, descansa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario