viernes, 19 de abril de 2013

Canción de Sangre

El texto dentro del estuche reza así, en un pergamino conservado con algunos trazos de sangre reseca Ruge la tormenta en la montaña, la sangre es vertida en la nieve, acero contra acero, guerreros enfrentados. Un pacto roto, un juramento quebrado, un honor mancillado que ha de ser restaurado. Dos familias se enfrentaron, dos hombres murieron, una maldición y un sacrificio, un espiritu renacido. El dragón llegó y trajo la ruina, a salvo se creían, mientras las mentiras crecían, una familia se alzó, otra vio la oscuridad. Los lobos aullaban en la noche sin estrellas, llorando de pena, mientras voces clamaban venganza, hacia el firmamento con la luna plateada. Envidia, susurros helados, disputas y risas por una desgracia planeada y una recompensa inesperada. Hubo quienes sabían, quienes no compartían, pero eran voces calladas, silenciadas por los lazos que las ataban. La manada se reunía, uno de ellos se marchó, fue su osadía, renunciar a su gloria, su nombre, todo dejó atrás para limpiar todo lo causado, una promesa secreta fue pronunciada, pasada de hijo a hijo en larga espera. El honor fue corrompido, la familia agostada, la muerte les fue llegando mientras el odio crecía. Viajar sin descanso, de tierra en tierra, buscando pero sin hallar lo que sus corazones anhelaban, lo que la promesa les impelía, el descanso del alma. Nuevo nombre tomaron, de nuevo dejando atrás el suyo, cuando un lobo anciano les llamó. Siguieron su senda que eran muchas y sus voces incontables se aunaron hasta formar un largo aullido claro. Zarpafiel susurraron, zarpafiel compartían mientas los nombres iban y venían, vidas como velas que brillaban y se extinguían. El mar fue su perdición, lejos de las montañas que era su sino y hogar, allí encontró lo que tantos antes como él buscó. La sangre cobró su precio, su nombre fue olvidado la traición y el engaño desde las sombras volvieron. Hijos entregados, obligado, mentiras y deshonra dándo la espalda al lobo que le había criado. Perdido estaba pero sus enseñanzas les legó, una promesa pidió a su vastago cautivo, buscar al heredero del viejo lobo y entregarle este cantar. Traición por traición, engaño por engaño, dolor y sacrificio por unos hijos y una amada secretos que jamás debían de ser revelados a aquellos que a todos los aprisionaban. Abrazó su destino, hizo lo que más odiaba para que sangre perdurara, viviera su amada. Huyó lejos, perseguido, grande la ira de la cazadora que tras él iba. Frente a frente, como en un principio pues los dos guerreros hermanos eran y así lo quisieron el destino y los espíritus. Sus ojos se encontraron, la verdad revelada, la hora llegaba y apenas palabras pronunciadas, un regalo, una petición, una daga clavada en el corazón.

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