domingo, 28 de abril de 2013

Castas

En mi investigación he averiguado que la Manada se agrupaba alrededor de varias castas que llevaban a cabo tareas diferenciadas y vitales para el desempeño de la hermandad: los Tradicionalistas, los Berserkers y los Artesanos; esas tres eran las extremidades que sostenían en pie, como recios puntales, la leyenda de Lobogrís. Y aunque todos se llamaban entre sí hermanos o ulfhednar («pieles de lobo» en norn arcaico), cada uno de ellos tenía una misión concreta e imprescindible dentro del clan.

Cada una de estas castas se suscribía firmemente a la realización de tres de las nobles Virtudes del clan, de tal guisa que ninguna de ellas podía alzarse como adalid de las cuatro. Todas acusaban una debilidad y dependían, por ende, de las demás; debían sustentarse de ellas y respaldarse mutuamente en la persecución de sus objetivos. De este modo, la distribución de ocupaciones era efectiva y beneficiaba a la totalidad de la Manada: todas las castas debían colaborar o se verían abocadas a un estrepitoso fracaso.

Desgraciadamente, este hallazgo no aclara en absoluto mis dudas en relación con la disolución de la Manada: ¿fue la lucha por el poder la razón de la discordia? ¿A causa de qué se enfrentaron entre sí las castas? El conocimiento de la historia nos advierte acerca del futuro; debo seguir indagando sobre el origen de la separación para impedir que el pasado se repita y que la Manada vuelva a colapsarse...

Volviendo a lo que nos interesa, definiré escuetamente el propósito de cada una de las castas:

Los Tradicionalistas eran los hombres y mujeres de letras de la Manada Lobo Invernal. Dirigían las prácticas rituales, recopilaban la sabiduría de las generaciones anteriores, y se encargaban de garantizar que el legado de Lobogrís era conservado y que no se perdían los hábitos ancestrales. Además de ser escolares, muchos de ellos exhibían un considerable talento para la magia y no temían vestirse con la piel de Lobogrís cuando la necesidad acuciaba. Sus tres Virtudes icónicas eran la Hospitalidad, la Lealtad y el Honor.

Los Berserkers eran los cazadores y soldados de la Manada Lobo Invernal. Aunque el epíteto que los recogía hace alusión al descontrol y al frenesí en la batalla, para ellos ser un berserker tenía unas connotaciones radicalmente distintas: eran hombres y mujeres que aspiraban a convertirse en el Lobo, tanto en cuerpo como en mente. Normalmente eran ellos quienes rastreaban a los enemigos de los norn y quienes encabezaban las cacerías. Sus tres Virtudes esenciales eran la Lealtad, el Honor y la Tenacidad.

Los Artesanos eran el pilar central que sujetaba a la Manada Lobo Invernal. Mientras que los Berserker y los Tradicionalistas discutían sobre sus métodos, los Artesanos aportaban una posición neutral y desinteresada. Eran hombres y mujeres ordinarios: los auténticos Lobogrises de la fábula. Granjeros, herreros, peleteros… todos ellos donaban víveres y pertrechos a la causa; nos recordaban que la mayor heroicidad reside en las personas corrientes. Las tres Virtudes que los personificaban eran: Hospitalidad, Lealtad y Tenacidad.

He encontrado manuscritos obscuros, prácticamente ilegibles, que insinúan la existencia de una cuarta casta que aglutinaba la última combinación posible de virtudes. Según esos textos, Tradicionalistas, Berserkers y Artesanos, tenían en común la noble Virtud de la Lealtad; no obstante, esta cuarta y enigmática casta carecía de esa condición. Así pues, la notable ausencia de referencias en otras fuentes me hace plantearme que o bien estos manuscritos son espurios, o bien alguien quiso hacerlos desaparecer y borrar para siempre su mácula.

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